Neutralidad de la Red vs. QoS: Ventaja del Operador en Servicios de Voz frente a las OTTs
Desde hace más de dos décadas los consumidores pueden escoger entre realizar sus llamadas de voz a través de los servicios de operador basados en numeración o emplear aplicaciones OTT (over-the-top) como Skype (los pioneros en 2003) o WhatsApps (llamadas de voz entre usuarios desde 2015) que les permiten realizar llamadas VoIP, normalmente sin coste, a través de Internet.
Con la expansión de las aplicaciones de mensajería instantánea, la tarifas de datos ilimitadas o el dominio de la telefonía móvil frente a la fija, han diluido las diferencias a nivel de experiencia de usuario, quien hace en muchos casos, un uso indiscriminado de las diferentes opciones de comunicación de voz que tiene en la palma de su mano.
A pesar de esta aparente convergencia, hay motivos suficientes para pensar que las aplicaciones OTTs nunca podrán igualar el servicio de voz nativo de los operadores, por más que su experiencia de uso sea pareja en un elevado número de circunstancias. Veamos en este artículo los principales argumentos por los que los servicios de telefonía de operador son y serán superiores al que puedan ofrecer las apps OTT.
Evolución de la Infraestructura de Voz y Datos
Originalmente los servicios de voz empleaban una red de conmutación de circuitos, que era una infraestructura separada y dedicada que establecía una conexión física constante para la duración de la llamada conectándose a la Red Telefónica Pública Conmutada (PSTN) tradicional. Mientras que los datos empleaban una red de conmutación de paquetes (Packet-Switched o PS) separada para el acceso a internet.
La tendencia actual es hacia la convergencia total en una única infraestructura basada en IP, pero gestionada de forma inteligente.
Las redes modernas 4G (LTE) y 5G utilizan una infraestructura física unificada basada completamente en el Protocolo de Internet (IP). Los cables, switches y antenas transportan tanto voz como datos de la misma manera: como paquetes de datos.
Aunque la infraestructura física es la misma, la voz de operador se gestiona de forma lógicamente separada de los datos de Internet. Esto se logra mediante:
- IMS (IP Multimedia Subsystem): Un núcleo de red especializado que gestiona las funciones de voz (VoLTE en 4G, VoNR en 5G). El IMS trata la voz como datos, pero con un control y señalización específicos.
- Dedicated Bearers: La red asigna «carriles» lógicos dedicados con parámetros de Calidad de Servicio (QoS) garantizados para el tráfico de voz, aislándolos del tráfico de datos general («best-effort»). Esto asegura que la voz tenga prioridad y baja latencia.
Los operadores han migrado de redes completamente separadas a una infraestructura física convergente basada en IP, pero mantienen una separación lógica y gestionada (a través de IMS y QoS) para asegurar la fiabilidad y calidad superior de sus servicios de voz nativos (VoLTE), a diferencia de las OTTs que usan la red de datos general «best-effort».
Priorización (QoS) vs modelo best effort
A diferencia del tráfico general de Internet («best effort»), el tráfico de voz es muy sensible a los retrasos y a la pérdida de paquetes. Por esta razón, los operadores de red dan prioridad (Quality of Service o QoS) al tráfico de voz (como VoLTE y VoWiFi) sobre otros tipos de datos para garantizar una calidad de llamada óptima.
Conflicto entre los principios de “neutralidad de la red” y la priorización (QoS)
En este contexto convergente, en el que tráfico de voz y datos comparten una misma infraestructura, existe un conflicto inherente entre el principio de la neutralidad de la red, que exige tratar todo el tráfico de datos por igual, y la especialización de una parte de la red para dar prioridad a servicios específicos como la Voz sobre IP (VoIP).
La necesidad técnica de priorizar el tráfico de VoIP choca con la estricta ideología de «trato igualitario para todos los bits» de la neutralidad de la red. Las regulaciones modernas intentan equilibrar esto, permitiendo la gestión técnica de la calidad del servicio, pero prohibiendo la discriminación comercial que resulta en una «Internet de dos velocidades».
En Europa la BEREC (Organismo de reguladores Europeos de Comunicaciones Electrónicas) permite la priorización de la VoIP bajo ciertas condiciones muy estrictas:
- Necesidad Objetiva: La optimización es técnicamente necesaria para cumplir con los requisitos de calidad específicos del servicio (ej. baja latencia para VoIP).
- Capacidad Suficiente: El servicio especializado no debe degradar la calidad del servicio de acceso a Internet general («best-effort internet») para otros usuarios.
- Transparencia: Los términos y condiciones deben ser claros para el usuario.
Desventajas técnicas de las OTTs en QoS
En términos de Calidad de Servicio (QoS), las OTTs están en una desventaja inherente en comparación con los servicios de voz gestionados directamente por los operadores de telecomunicaciones (como VoLTE o las llamadas de red fija tradicionales).
La razón principal de esta desventaja es la falta de control sobre la red subyacente y la naturaleza de «mejor esfuerzo» (best-effort) de Internet. Las llamadas de voz OTT (WhatsApp, Skype, etc.) se tratan como paquetes de datos de Internet normales, sujetos a la congestión de la red pública. No se les da prioridad sobre otros tipos de tráfico (como descargas de archivos o streaming de vídeo), lo que puede provocar latencia (retraso), fluctuación (jitter) y pérdida de paquetes.
Las OTTs solo controlan su propia aplicación y servidores; dependen de las redes de múltiples Proveedores de Servicios de Internet (ISP) para la entrega final, sobre las cuales no tienen control directo para garantizar la calidad.
El tráfico de voz es muy sensible al retardo producido por la congestión de la red. Mientras que un retardo inferior a 150 ms se considera bueno, las redes IP públicas pueden superarlo fácilmente debido al buffering en varios nodos de red, lo que degrada la calidad de la llamada y puede hacer que los usuarios se interrumpan entre sí.
Los servicios de operador gestionados (como VoLTE) pueden garantizar métricas de QoS específicas y un rendimiento más consistente y fiable, incluso en condiciones de red difíciles (p.e regiones remotas). La calidad de las llamadas OTT puede ser excelente en condiciones óptimas, pero es más variable y propensa a caer a niveles «regulares» o «malos» cuando la red está congestionada.
¿Pueden las APIs de Operador enfocadas a QoS reducir esta ventaja competitiva de los servicios de operador frente a las OTTs?
A primera vista, cabría pensar que la aparición de APIs (Interfaces de Programación de Aplicaciones) de operador enfocadas a la calidad del servicio (QoS) podría afectar significativamente al equilibrio competitivo, principalmente al nivelar el campo de juego y al ofrecer una potencial fuente de ingresos adicional para los operadores, a la vez que permite a las OTTs mejorar la calidad de sus servicios.
El de APIS de QoS de forma generalizada para llamadas vía OTT puede atentar contra la neutralidad de la red:
Al utilizar una API de QoS, una OTT pasaría de usar la red de «best-effort» a usar una red con calidad gestionada. El resultado final para el usuario (baja latencia, fiabilidad) se vuelve indistinguible del servicio de voz nativo del operador (como VoLTE).
El principio fundamental de la neutralidad de la red es el trato igualitario de todos los paquetes de datos («todos los bits son iguales»). El uso de APIs de QoS rompería este principio, al permitir que aplicaciones específicas (como WhatsApp, si pagasen) compren un «carril rápido» o garantizado para su tráfico, mientras que otras aplicaciones que no pueden o no quieren pagar, permanecen en el carril de «mejor esfuerzo» (best-effort).
Esto crea una Internet de dos velocidades comercial, lo cual es la antítesis de la ideología original de la neutralidad de la red.
El uso de APIs de QoS permite a las OTTs emular la calidad del servicio del operador, cerrando la brecha técnica, pero introduce nuevos desafíos sobre la equidad competitiva y la ética de la neutralidad de la red.
Desde el punto de vista competitivo la OTT no asume la inversión de capital masiva en la construcción y mantenimiento de la infraestructura de red completa, ni está sujeta a la misma regulación universal (como la obligación de ofrecer acceso a emergencias en todas las circunstancias o la regulación de tarifas).
Si una OTT deseara utilizar una API de QoS de un operador, tendría que hacerlo bajo el paraguas de un «servicio especializado» (p.e. Aplicaciones de telemedicina). El operador podría ofrecer esta API comercialmente, pero tendría que asegurarse de que cumple con los criterios anteriores.
Para comunicaciones de voz «convencionales» (las llamadas diarias de WhatsApp, Skype, etc.), el uso de APIs de Calidad de Servicio (QoS) por parte de las OTTs es un tema de alto riesgo regulatorio en la Unión Europea y es poco probable que se generalice bajo las normativas actuales.
Si bien se permiten los «servicios especializados» con QoS mejorada (como VoLTE, la voz de operador), estos están sujetos a pruebas muy rigurosas por parte de los reguladores nacionales. Deben demostrar una necesidad técnica objetiva y no pueden degradar la Internet general.
Las llamadas convencionales no cumplen el criterio de necesidad. Una llamada de voz convencional de WhatsApp, aunque sensible a la latencia, funciona razonablemente bien a través del servicio de «mejor esfuerzo» (best-effort) de Internet (como lo demuestra su uso masivo actual). Por lo tanto, no cumpliría el estricto criterio de «necesidad objetiva» para justificar un carril rápido de pago. Los reguladores argumentarían que la calidad ya se puede lograr con un ancho de banda suficiente en la red general.
El caso de las llamadas de emergencia y las OTTs
Las llamadas de emergencia tienen requisitos específicos y estrictos y, tradicionalmente, las OTTs (servicios Over-The-Top) han estado en desventaja o directamente exentas de cumplir con la mayoría de ellos, a diferencia de los operadores de telecomunicaciones tradicionales.
Los principales requisitos que deben cumplir los servicios que ofrecen acceso a números de emergencia son:
- Acceso Universal y Gratuito: Las llamadas a los servicios de emergencia deben ser gratuitas y accesibles desde cualquier teléfono, incluso sin tarjeta SIM o sin servicio de roaming activo.
- Fiabilidad Superior (QoS): Los servicios deben garantizar un nivel de calidad de servicio (QoS) y fiabilidad que minimice la pérdida de llamadas y el retardo, algo que los operadores tradicionales gestionan en sus redes controladas.
- Localización Precisa del Llamante: Es el requisito más crítico. El sistema debe transmitir automáticamente la ubicación precisa del llamante (ya sea basada en la red o en el dispositivo) al Punto de Respuesta de Seguridad Pública (PSAP) más adecuado. Esto es vital para que los servicios de emergencia lleguen a tiempo.
Posición de las OTTs frente a estos Requisitos
- Falta de Regulación Uniforme: Históricamente, las OTTs no han estado sujetas a un marco regulatorio tan estricto como los operadores tradicionales, lo que generaba un «campo de juego desigual».
- Dificultad Técnica de Localización: Aunque las aplicaciones OTT pueden acceder a la ubicación GPS del dispositivo, transmitir esa información de manera fiable y estandarizada al PSAP correcto sigue siendo un desafío técnico y logístico sin acuerdos específicos con los operadores y las autoridades.
- Evolución Regulatoria (UE): El Código Europeo de las Comunicaciones Electrónicas busca imponer obligaciones de acceso a los servicios de emergencia y a la información de localización a todos los servicios de comunicaciones (incluidas las OTTs) que ofrezcan acceso a números del plan de numeración nacional, si es técnicamente factible.
En conclusión, la regulación está avanzando para que las OTTs cumplan con los requisitos de emergencia si actúan como sustitutos de los servicios de voz tradicionales, pero la implementación técnica y la estandarización global siguen siendo obstáculos importantes.
El caso de los servicios de Comunicaciones Unificadas y Colaboración con salida a PSTN
En el caso de servicios de Comunicaciones Unificadas y Colaboración como Operator Connect de Microsoft Teams, Google Voice, o Quobis Collaborator el criterio a seguir en cuanto a la Calidad de Servicio (QoS) se basa en un modelo de responsabilidad compartida y acuerdos de nivel de servicio (SLA) rigurosos, que difieren del modelo tradicional de operador.
El criterio fundamental para la QoS en estos servicios es el uso de enlaces de red privados y gestionados, en lugar de depender de la Internet pública «best-effort».
Tanto Quobis Collaborator, Operator Connect (Microsoft Teams) como Google Voice (a través de Direct Peering) utilizan servicios de interconexión directa entre la red del operador de telecomunicaciones y los centros de datos de la nube del proveedor UCC (Microsoft Azure, Google Cloud). El operador y el proveedor de UCC (Microsoft/Google) firman SLAs que garantizan métricas específicas de rendimiento para este enlace privado, incluyendo:
- Latencia: Idealmente por debajo de 100-150 ms.
- Jitter (Fluctuación): Mínimo, preferiblemente por debajo de 30 ms.
- Pérdida de Paquetes: Mínima, idealmente menos del 0.1%.
La calidad del servicio se gestiona mediante un principio de responsabilidad compartida entre el proveedor UCC, el operador de telecomunicaciones y el cliente (empresa).
Estos servicios de interconexión gestionada ( Quobis Collaborator, Operator Connect, Google Voice Link) se consideran servicios empresariales que utilizan enlaces controlados. Esto les permite ofrecer una QoS superior y cumplir con las expectativas del cliente empresarial sin violar las regulaciones de neutralidad de la red, ya que no están degradando intencionadamente la Internet pública general, sino utilizando una capacidad de red gestionada por separado.
Cuando la regulación considera un servicio OTT como análogo a un servicio telefónico tradicional:
La regulación europea, principalmente a través del Código Europeo de las Comunicaciones Electrónicas (CECE),clasifica los servicios en función de si están basados en numeración o independientes de la numeración. Esta clasificación determina si se aplican obligaciones similares a las de los operadores tradicionales.
Los servicios sin numeración (NN-ICS) tienen un régimen más laxo. Tienen obligaciones relacionadas con la seguridad y la protección de datos (GDPR), pero la regulación europea es más flexible respecto al acceso a emergencias, exigiendo sólo si es técnicamente factible y comercialmente viable.
